Estoy aquí, parado junto a la
ventana y a la mitad del octavo cigarro. El viento sopla rápidamente, al igual
que lo que pasa por mi cabeza. Me gustaría saber hacia dónde voy, pero
últimamente nada es claro. Las cosas se acomodan de una forma increíble y el
hecho de que lo hagan me asusta; hace mucho tiempo que no me sentía así de
bien. El estar acostumbrado a la velocidad de la caída y que de pronto, desde
hace un par de años, todo vaya siempre hacia arriba, hace que le tema a las
alturas.
Me gustaría creer que todo es
perfecto ahora y que seguirá siéndolo por mucho tiempo más, pero aceptarlo me
hace creer que pronto se irá. Aun así, el tiempo ha demostrado todo lo
contrario. ¿Cuánto tiempo más durará?
Eso no lo sé, nadie lo sabe; y con esa idea en la mente se va el octavo,
seguido inmediatamente del noveno. Al menos sigo aquí, con la música reventando
en mis oídos y dejando que las letras sigan su curso.
Mi mente se aferra a no creer
lo que está pasando y, a pesar de que lo disfruto, no sé si confiarme. De un
tiempo para acá, una parte de mí que creía perdida ha reaparecido en mi vida
diaria. El corazón se mueve una vez más y no sé si debo creerle. Una emoción hace
años olvidada regresa, como si no hubiese nada que perder. Avanzo a tientas en
una tierra que abandoné tiempo atrás y que me parece tan desconocida como
familiar. ¿Debería seguir? Noveno
seguido del decimo.
Atrévete
a soñar. Atrévete a sentir. Exige mi corazón. No lo sé. La
historia ha probado lo contrario, no obstante estoy aquí, avanzando hacia algo
que parece irreal. ¿Eres real, o una
fantasía más que guarde en mi memoria hace muchos años? Y así, entre dudas
y miedos, hablo contigo, sintiendo que todo estará bien, que mientras tenga
confianza nada malo pasará. La persona frente a mi tiene más miedos que yo y,
por algún motivo que no entiendo, quiero que esté junto a mí. Sus demonios no
son iguales a los míos. Los suyos crecieron en lugares distintos y eso, lejos
de ahuyentarme, me invita a seguir. Décimo seguido del onceavo.
El viento ha dejado de soplar
y mi mente cambia de rumbo. ¿Qué tal si
sólo es un juego, una ilusión que ambos tratan de crear pero ninguno está
dispuesto a hacer real? “El amor ocupa devoción” dice la canción. Te veo
tan lejano y a la vez tan real. Mi mano tiembla. Sí, tengo miedo de creerte,
porque en el fondo siento que no me crees y lo único que quiero es que lo
hagas. He acumulado una fortuna y temo
arriesgarla; la última vez lo perdí todo y la luz de otros viajeros me ayudo a
llegar al final.
¿Eres
real?
A cada paso me adviertes que
no pierda mi tiempo contigo, pero entre más me acerco más puedo ver tu sonrisa.
Tal vez hace mucho que nadie se había acercado a ti y temes, como yo, si existo
o no. ¡Créeme! te grito, esperando
que no retrocedas y tu sonrisa desaparezca en la obscuridad. Pero sigo aquí,
parado en la ventana, mientras termino el onceavo y sigo con el doceavo.
Está decidido. Apostaré una
vez más y me detendré sólo si tú me lo pides. No tengo nada que perder, ya sé
cómo es este lugar y también sé cómo salir de él; y, si me lo permites, creo
que podre ayudar a que salgas tú también. Créeme
te susurro al oído. Y, tomándote de la mano, caminamos en esta tierra de
obscuridad; esperando que al salir, la luz del sol no me haga ver que sólo eras
una ilusión más.
................
Edición: Mónica Vianey D R
Fragmento de "10 A.M." Zoé
1 comentario:
(8) Yo a vos no te creo nada, como vos vas a creer en mi ...
°Yo le diria al fumador que aunque la historia demuestre todo lo contrario, nunca nada es igual, porque las situaciones cambian las personas tambien lo hacen, asi que le sugiero al amigo fumador compulsivo que siempre se entregue como nunca, mas que la ultima vez, diferente que la ultima vez ... que despues si es que pasa nos preocuparemos y ocuparemos de las consecuencias de esa subida ... tanto si son buenas o malas ... ya lo sabremos pero lo vivido y aprendido quien mierdas te lo quita?!*
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